Estamos ante una noticia histórica. Seguramente la más importante del sector espacial en lo que llevamos de año. Y es que resulta que el pasado mes de abril nos llevamos todos una gran sorpresa cuando la NASA anunció (sin previo aviso) que el único ganador del concurso para volver a poner humanos en la Luna era SpaceX con su programa Starship. Una noticia que sin duda pasará a la história, ya que la NASA va a confiar el futuro de su programa Artemisa para poner de nuevo personas en la Luna y empezar a construir la primera base permanente a una ambiciosa compañía privada cuya nave espacial sigue aún en desarrollo y cuyas pruebas han terminado a menudo en explosión. Resulta sin duda el proyecto más arriesgado en el que se ha metido la agencia espacial norteamericana desde la carrera espacial con la antigua Unión Soviética, y hace que uno se pregunte si el rápido avance del programa espacial Chino tiene algo que ver. Además, la NASA parece haber apostado por un sistema de lanzamiento 100% reutilizable que parece competir de lleno con la piedra angular de su programa Artemisa, el costoso cohete SLS y la cápsula espacial Orión. Pero para entenderlo todo, vamos a ponernos en contexto.
La Nasa lleva varios años acumulando muchos retrasos y sobrecostes en el desarrollo de un nuevo cohete que tenía que poner de nuevo humanos en la Luna. El cohete se llama SLS (Space Launch System) y está ya prácticamente terminado. La cápsula espacial Orión, que se situará encima del potente cohete ha sido diseñada y construida por la Agencia Espacial Europea y también se encuentra en su etapa final de desarrollo. El problema es que en conjunto se trata de el cohete más potente y la cápsula espacial más puntera que existe actualmente, pero sin embargo parece una tecnología del siglo pasado. Y es que tanto el cohete como la cápsula son esencialmente vehículos no reutilizables, cosa que lleva consigo unos costes muy elevados por cada lanzamiento. El SLS parece haber evolucionado del poderoso SaturnoV y del transbordador espacial. Y la cápsula espacial Orión parece una versión más grande y avanzada del módulo de mando Apolo. Por lo que, en comparación con lo que pretende ser el programa Starship de SpaceX, el SLS y la Orión no parecen tener mucho futuro a largo plazo, porque cuando la Starship y el SuperHeavy estén terminados, podrán substituir perfectamente al SLS y la Orión y encima con unos costes de construcción ridículamente inferiores, con más capacidad, y reutilizables. Pero no lancemos campanas al vuelo aún, porque ciertamente la tecnología de SpaceX está a la vanguardia, pero sigue aún lejos de ser una opción viable para transportar personas a corto plazo. Y en vistas a que la NASA se ha propuesto la (quizás inverosímil) fecha de 2024 para que una mujer pise por primera vez la Luna, no hay ahora mismo nada mejor que el SLS y la Orión para conseguirlo. Se tratará entonces de que la Starship coja el relevo del SLS en un futuro.
El programa Artemisa pretende lanzar humanos en la cápsula Orión subida a bordo del SLS. El SLS llevará a la cápsula a órbitar la Tierra, y a partir de ahí, la Orión emprenderá su viaje hacia la Luna. Sin embargo, la Orión no tiene capacidad de aterrizar en la Luna, por lo que se pretendía construir una estación espacial que orbitara la Luna, la cual se iba a llamar estación Lunar Gateway, y allí se enviaría combustible y víveres para que los astronautas de la Orión se acoplaran y se prepararan para bajar a la superficie Lunar. Y aquí es donde la Nasa decidió subcontratar a alguien que le desarrollara un aterrizador para que desde la estación Lunar pudiera bajar a los astronautas a la superficie y volver a subirlos cuando fuera necesario. Las empresas seleccionadas para presentar sus proyectos fueron el National Team liderado por Blue Origin, la empresa de Jeff Bezos (fundador de amazon), SpaceX, y por último Dynetics. Todos presentaron sus proyectos y los responsables de la NASA tuvieron que analizar uno por uno para escoger uno o varios ganadores. Y para sorpresa de todos, la NASA ha seleccionado únicamente a SpaceX para llevarse el contrato de 2.890 millones de dólares. Con esta elección, la construcción de la estación Lunar Gateway tendrá que esperar, ya que gracias a las enormes dimensiones de la Starship, no será necesaria.
Blue Origin presentó poco después una carta expresando su quejas por una decisión que creen irresponsable y sin fundamento. Y lo cierto es que llama la atención que tan solo se haya confiado únicamente en SpaceX sin tener a ningún otro sistema de alunizaje en la recámara por si algo falla. Pero el dinero es el factor más importante en la decisión de la NASA porque como muchos ya sabréis, se trata de una agencia espacial subvencionada con fondos públicos y que por tanto es el congreso de EEUU el que decide el dinero que percibe. Y tal y como reconoce la misma NASA, no han tenido el dinero suficiente como para elegir a más de un proyecto. Cabe destacar que el aterrizador Lunar planteado por el National Team iba a costar casi el doble que el programa Starship de SpaceX.
Curiosamente, la NASA ya salvó a SpaceX de la quiebra en 2008 otorgándoles un contrato de 1600 millones para desarrollar la cápsula espacial Dragon y abastecer así a la Estación Espacial Internacional. Un contrato que SpaceX cumplió con gran éxito y que ahora sale al rescate de una NASA con problemas de presupuesto. Porque sí, la clave de todo esto, como os he dicho, es el dinero. Y todo el desarrollo del programa Starship había sido financiado hasta ahora por la propia SpaceX, que ha conseguido dominar el mercado de los lanzamientos de satélites gracias a su cohete reutilizable Falcon9. Esta gran fuente de ingresos para SpaceX ha permitido empezar el desarrollo de la Starship, el Superheavy, y los nuevos motores ultra eficientes Raptor. El problema es el que ya todos conocéis, que el programa Starship se encuentra todavía en pañales y que SpaceX no ha logrado aún aterrizar con éxito la Starship en sus pruebas con los prototipos. Además, los motores Raptor parecen tener gran parte de la culpa y evidencian que aún no son 100% confiables y quedan todavía mucho trabajo que hacer.
Como véis, se trata de una noticia histórica, porque no solo SpaceX consigue financiación externa para desarrollar su programa Starship con más fuerza, sino que la Starship va a pasar a formar parte de la consciencia colectiva cuando veamos descender por ella a las personas que vuelvan a pisar la Luna. Sin duda serán imágenes que pasarán a la historia y que todo el mundo recordará, como cuando Neil Armstrong descendió del módulo Lunar Apolo para pisar por primera vez la Luna.